La potencialidad de los valores tecnológicos y sistémicos de la muralla de Hondarribia, es tan grande y alcanza un carácter tan universal que el Plan Director se apoya en los mismos.
Hay que entender la fortificación como punto en un sistema de fortificaciones, como las ya en parte desaparecida de de Behobia y San Sebastián, o la más lejanas Pamplona y Bayona. Como sistema abaluartado debe relacionarse también con el fuerte o batería de Felipe II en punta exterior de la ría o la más lejana de Navarrenx y de nuevo Pamplona y Bayona; y ya finalmente abriendo el campo cronológico, con todo el sistema defensivo fronterizo, del que el municipio conserva el fuerte de Guadalupe.
Algunos elementos de la fortificación de Hondarribia son hitos mundiales en la evolución de la fortificación abaluartada. No sólo el baluarte de la Magdalena (ahora san Nicolás) al que hemos dedicado muchos estudios, sino los restos de los cubos Imperial, y lo que pueda quedar del de Leiva, acaso sólo comparables con muy pocas obras en el mundo.
Las claves de este valor excepcional de la fortificación están en los sistemas contraminas y galerías de pie de escarpa, que se han estudiado y documentado antes en Salsas, la Mota o L’Aquila, o la singularidad de las plazas bajas, los terraplenes centrales y las grandes bocas de troneras que presentan los baluartes de la reina y antiguo de Magdalena y cuya comprensión es esencial para entender las murallas actuales. En este sentido, la estrategia del plan es muy parecida a la que ya se planteó en Ibiza, donde la fortificación abaluartada es patrimonio Mundial de la Unesco por sus valores técnicos y donde la recuperación de las casamatas de los baluartes fue prioritaria por cuanto desde ellas era posible comprender y explicar el funcionamiento técnico de la fortificación abaluartada. Se propuso una recuperación inteligente y científica de sus casamatas puede convertirlo en la referencia imprescindible de los mejores y más tempranos baluartes de la fortificación europea.
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