Muralla de Ibiza

Las primeras obras de restauración programadas en el Plan Director de la Muralla de Ibiza recuperan algunos de los más valiosos elementos de este conjunto declarado Patrimonio Mundial en 1999, con el objetivo de documentar, preservar y recuperar la traza renacentista.

Trabajos de consolidación del pie de la Muralla

El proyecto realizado abarca la intervención de consolidación y recalce del pie de muralla entre la punta del baluarte de Santa Lucía y el baluarte de San Pedro.

La muralla presentaba descalces preocupantes, tanto del propio basamento como de la peña donde apoya dicho basamento. La limpieza de la base de la cara del baluarte de Santa Lucía con el derribo de algún elemento moderno adosado puso en evidencia aún más este problema. Había zonas de peña claramente inestables y se observaba una degradación acelerada de paramentos y huecos. Un segundo problema, menos grave estructuralmente, era la falta de dignidad del pie de muralla con restos de muros de edificaciones modernas o con cierres poco adecuados de huecos y cuevas, cuyo estado interior y su potencial peligrosidad para la muralla se desconocía. La consolidación del pie de muralla afectaba directamente a una de las claves tecnológicas del monumento renacentista (uno de sus valores reconocidos) y la actuación debía respetar todos los elementos relacionados con las trazas y rasantes renacentistas.

Casamatas y Baluartes

La fortificación se define esencialmente en planta y sección por el fuego cruzado de las casamatas, que sólo desde éstas se comprende realmente como funciona esta muralla y que, además, son los espacios más bellos de la muralla con sus bóvedas y sus túneles, no tenía sentido que fueran inaccesibles, estuvieran ocupadas por depósitos de agua obsoletos, o desfiguradas por baños públicos o los restos de antiguas discotecas. Por esta razón uno de los primeros objetivos fue recuperarlas, hacerlas visitables y aprovecharlas para desde ellas, y con una musealización atractiva, explicar la muralla.

Parapetos

Se detectaron tres tipos principales de parapetos e infinidad de reformas, lo que suponía que en la práctica cada tramo de la muralla presentaba un remate distinto, fruto de una historia distinta y de una solución restauradora diferente. De esta forma conocer la historia particular de cada tramo de muralla era el condicionante principal en los trabajos de consolidación y remate de los parapetos, vitales para evitar desprendimientos, filtraciones y la colonización de las indestructibles alcaparras.

Portadas

Los estudios documentales permitieron comprender que la aparente desigualdad de las piedras de marés de la muralla y su diferente grado de deterioro, se debía a su procedencia de distintas canteras, en unos casos por cambios forzados por los ataques turcos a las canteras de la isla negra que obligaban a sacar la piedra (de aparente inferior calidad) en de la punta de Ses Portes, en otros casos por ser piedras labradas incluso fuera de la isla.

Al primer caso corresponde la patología del Portal Nou (Calvi 1554) y la degradación de la piedra debía ser tan grande que en el siglo XIX se decidió forrar el arco por dentro y picar entre 12 y 15 centímetros de la cara exterior colocando un chapado que también se degradó rápidamente y fue sucesivamente reparado con apósitos y morteros de cemento. La intervención proyectada ha consistido en retirar los apósitos y las chapas y recuperar las proporciones y la estereotomía original de la obra renacentista, piedra a piedra, a partir de los elementos conservados pero ocultos inicialmente.

La Puerta del Mar, el portal de las tablas para los Ibicencos, fue concebida entre 1585 y 1559 como representación del poder imperial frente al turco. FELIPE REY CATÓLICO INVICTO DE LAS ESPAÑAS Y DE LAS INDIAS ORIENTALES Y OCCIDENTALES dice la inscripción y trasmite esta idea claramente la bella y proporcionada traza y las esculturas romanas reutilizadas y que expresan un programa iconográfico tan medido que posiblemente sólo se explique admitiendo que se trajeran ex profeso de Cartagena o de Sagunto y no fueran producto de un hallazgo local. El escudo, cuya piedra vino, quizá ya labrada, de Mallorca, remata una portada en la que la colonización por hongos (una patología que curiosamente es endémica especialmente de la piedra mallorquina) y otras colonizaciones vegetales había dejado ilegible y gravemente alterada. La intervención supuso su limpieza y su consolidación y se extendió a toda la plaza de armas y paramentos interiores del portal donde los importantes daños obedecían “sólo” a las patologías propias de la piedra marés ibicenca.

  • Situación: Ibiza, Islas Baleares
  • Año de ejecución: 2013-2020
  • Equipo: Fernando Cobos, arquitecto, Alicia Cámara, historiadora, Manuel Retuerce, arqueólogo, Mónica Roselló, restauradora, Valentín Cobo, arquitecto técnico, Cristina Maestre, José Luis Fajardo, Mercedes González y Oscar Ribero, arquitectos colaboradores, Roberto Tomillo y Sarah María Álvarez, topógrafos, Roberto Sánchez, geólogo y Pablo de la Fuente, Roció Casas y Germán Prieto, historiadores.
  • Promotor: Ayuntamiento de la Ciudad de Ibiza / Consorcio de Ibiza Patrimonio de la Humanidad
  • Contratista principal obra: REFOART y Escuela taller de Eivissa